El sorprendente impacto de Borat en Kazajistán: cultura, economía e identidad

El sorprendente impacto de Borat en Kazajistán: cultura, economía e identidad

¿Con qué frecuencia un "periodista" televisivo ficticio, con un fuerte acento y deliberadamente ofensivo cambia el destino —y mucho menos la reputación internacional— de una nación real? No a menudo. Sin embargo, casi dos décadas después de que la creación de Sacha Baron Cohen revolucionara la cultura pop mundial, "Borat" y Kazajistán siguen entrelazados de maneras que pocos, posiblemente ninguno, de nosotros (yo incluido) vimos venir. Incluso ahora, sigo intentando comprender cómo un falso documental extravagante pudo convertir a este vasto país centroasiático en un meme recurrente de internet, un éxito turístico, un reto de relaciones públicas y, casi paradójicamente, un motivo de orgullo nacional.

Esto es lo que realmente me impactó en 2006 (y, sinceramente, de nuevo en 2020 con la secuela): esperaba indignación, protestas, tal vez una oleada de artículos de opinión del tipo "¡No es mi Kazajistán!" de expertos regionales. Eso ocurrió, sin duda. ¿Pero qué pasó después? Nadie lo vio venir: un repentino aumento del interés internacional, auténtica curiosidad de viajeros y académicos, un aumento repentino de las búsquedas en Google de "¿Dónde está Kazajistán?".1Y una reexaminación —a veces alegre, a veces tímida— de lo que significa ser conocido por algo que el mundo encuentra, bueno, hilarante. Y, sin embargo, peligroso. Vergonzoso, pero también extrañamente reconfortante.

Gracias a Borat, ya nadie nos confunde con Afganistán. Ahora somos simplemente… inolvidables.
– Dina Makhmetova, entrevista a una estudiante de cine kazaja, 2022

Dejemos algo en claro: no soy de Kazajistán, aunque como formador en alfabetización mediática he pasado más de una discusión en clase respondiendo preguntas al respecto de adolescentes genuinamente curiosos (“¿Es realmente así?”) y, ocasionalmente, acusaciones apenas veladas (“¿No es ofensiva esa película?”).

Dato del país: Kazajistán es el país sin litoral más grande del mundo, con una extensión de más de 2,7 millones de kilómetros cuadrados, y es rico en recursos naturales como petróleo, gas y uranio. Su idioma oficial es el kazajo, pero el ruso sigue siendo ampliamente hablado.2

¿Por qué escribir esto? El fenómeno Borat es más que un chiste. A pesar de su energía cruda y humorística, es un caso de estudio singularmente poderoso y de relevancia global: una colisión entre la sátira, las relaciones internacionales, la economía y la realidad de la marca país en la era digital. No se trata solo de Kazajistán: se trata de cómo los medios crean oportunidades a partir de estereotipos, cómo las exportaciones culturales son secuestradas y recuperadas, y —quizás lo más importante— cómo el humor, para bien o para mal, lo cambia todo. Incluso (¿sobre todo?) cuando resulta incómodo.

Conclusión clave

Borat hizo visible a Kazajstán en el escenario mundial, no siempre de la manera que los líderes del país querían, pero de maneras que abrieron puertas inesperadas: más turismo, nuevos debates económicos y una conversación audaz y continua sobre la recuperación de la identidad nacional a través de la sátira.

A lo largo de este análisis, profundizaré en la historia multifacética: anécdotas personales, voces de expertos, las últimas investigaciones e incluso algunas lecciones aprendidas con esfuerzo sobre cómo aceptar (y a veces replantear) la incomprensión global. Encontrarán verdades incómodas, chistes irreverentes y quizás una nueva perspectiva sobre cómo los chistes se convierten en catalizadores del mundo real. ¿Listos? ¡Adentrémonos en el tema!

Los orígenes de Borat y su recepción internacional

Sacha Baron Cohen inventó a “Borat Sagdiyev” como parte de su programa “Ali G” en el Reino Unido: un periodista excéntrico, falso kazajo, cuya alegre ignorancia le permitió provocar, exponer o simplemente confundir a todos, desde políticos hasta transeúntes desprevenidos.3Con “Borat: Aprendizajes culturales de Estados Unidos para beneficio de la gloriosa nación de Kazajistán” de 2006, Baron Cohen no solo obtuvo el oro en taquilla mundial (más de $262 millones en todo el mundo)4Arrojó a Kazajstán, en gran parte desconocido en Occidente, a la sopa global de memes.

Inicialmente, el público occidental recibió a Borat como una granada lanzada a la sala de estar: una sátira alegre y despreocupada que exponía los prejuicios estadounidenses, pero usaba a Kazajistán como remate directo. En Estados Unidos, el Reino Unido, Australia y otros países, Borat se convirtió en sinónimo de "extranjero chiflado", y sus frases pegadizas ("¡Qué bien!") resonaban en todas partes, desde fiestas universitarias hasta la televisión nocturna.5.

Fragmento destacado: ¿Cuál es la verdadera conexión de Borat con Kazajstán?

Borat no es kazajo. El comediante británico Sacha Baron Cohen eligió Kazajistán principalmente por su condición de "pizarra en blanco"; el idioma del personaje es principalmente hebreo y polaco, y el "pueblo kazajo" de la película se rodó en Rumanía.6 Esta tergiversación es al mismo tiempo el objetivo de la sátira y una fuente de mucha controversia.

Curiosamente, mi primer encuentro profesional con Borat fue menos una cuestión de risa que de responsabilidad. Trabajaba con una organización sin fines de lucro que ayudaba a estudiantes de Asia Central a solicitar plaza en universidades occidentales. De repente, cada solicitud kazaja me hacía preguntarme cosas absurdas: "¿Has visto Borat?". "¿Es fiel a la realidad?". Algunos la encontraron divertidísima. Otros la encontraron profundamente ofensiva, incluso traumatizante.

La cuestión es la siguiente: la fama de Borat es mundial, pero su impacto depende tanto de quién lo ve como de lo que se muestra.

La reacción de Kazajistán: de la reacción negativa a la gestión de marca

Al principio, el gobierno de Kazajstán se indignó y prohibió tanto la película como toda asociación pública con Borat.7Publicaron anuncios a página completa en periódicos estadounidenses, enumerando los logros de Kazajistán y rechazando las descripciones de Borat. El Ministerio de Asuntos Exteriores kazajo amenazó con emprender acciones legales. En retrospectiva, esta respuesta resulta casi curiosa: pre-redes sociales, pre-ciclos virales de indignación.

“Vemos esta película como un ataque vil y traicionero a nuestra dignidad cultural y nacional”.
– Ministerio de Asuntos Exteriores de Kazajstán, declaración oficial (2006)

Pensándolo bien, quiero aclarar: la indignación no era solo oficial. Muchos ciudadanos kazajos compartían una sensación de humillación. Compañeros de la industria de la región me hablaron de acoso escolar, burlas de "Borat" e incluso la reticencia de los estudiantes kazajos a revelar su nacionalidad en el extranjero. Los intercambios se intensificaron en los primeros foros de internet; francamente, algunos fueron desagradables.

  • Prohibiciones a los medios: la televisión y la prensa kazajas prohibieron la cobertura durante varios años
  • Protestas públicas: pequeñas pero ruidosas manifestaciones en Almaty y Astaná a finales de 2006
  • Campañas de prensa oficiales: «Kazajstán no es Borat. Kazajistán es hermoso».

Pero aquí es donde la cosa se pone interesante: a principios de la década de 2010 —un caso típico— Kazajistán cambió de estrategia. El gobierno reconoció discretamente la imposibilidad de borrar a Borat y comenzó, casi con cautela, a retomar la narrativa.

Las conversaciones de la conferencia revelan que, para 2012, memorandos internos del Ministerio de Cultura de Kazajistán habían replanteado Borat como "desafortunado, pero con potencial para generar conciencia". Las campañas turísticas hacían referencia, tímidamente, al "verdadero Kazajistán": no al chiste, sino a la hermosa, moderna y acogedora nación que se escondía tras él.8 Todavía hay muchas dudas, pero es difícil pasar por alto el cambio estratégico.

Borat nos puso en el mapa, aunque no nos gustaran los detalles. Ahora... es nuestro mapa.
– Yerzhan Kazykhanov, diplomático y primer embajador de Kazajistán ante la ONU, entrevista (2018)

¿Qué es lo que realmente me entusiasma como investigador de medios? Ver cómo un país toma el control de su estatus de meme (inicialmente negativo) y lo replantea como una oportunidad viral para una marca. ¿Desordenado? Siempre. Pero, como veremos a continuación, potencialmente transformador.

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Turismo, medios de comunicación y la brecha entre el mito y la realidad

¿Se han fijado alguna vez en cómo, a pesar de toda su bufonada, "Kazajstán" de Borat era tan bizarra y exagerada que casi invitaba a los espectadores a reconocerla como ficción? Sin embargo, paradójicamente, la película animó a miles de personas a investigar o visitar el país por sí mismas.9.

Caso práctico: El “Borat Bump”: cifras del turismo en contexto

El turismo hacia Kazajstán aumentó aproximadamente entre 10 y 151 TP3T entre 2007 y 2012, y el mayor salto (más de 181 TP3T año con año) se produjo en 2007, un fenómeno que los analistas internacionales denominaron “el aumento de Borat”.10 Aunque atribuir una causalidad exacta es complicado, las encuestas mostraron consistentemente que los nuevos visitantes expresaron curiosidad después de ver o escuchar sobre la película.
Año Llegadas internacionales Cambio de % respecto al año anterior Eventos notables
2005 2,850,000 Línea base pre-Borat
2006 2,960,000 +3.9% Estreno mundial de “Borat”
2007 3,500,000 +18.2% El pico de popularidad de "Borat"
2012 4,100,000 +4.9% Interés sostenido

Para ser claros, la mayoría de los turistas no vienen esperando encontrarse con los pueblos o escenarios salvajes que se muestran en la película. He visto más de una reseña del tipo "decepción por Borat" en foros de viajes, quejándose (en broma) de que el verdadero Kazajstán es moderno, limpio e increíblemente hermoso.11

¿Qué se pierde en la traducción? Por un lado, la mayoría de los espectadores occidentales nunca se dieron cuenta de que el "kazajo" de Borat es en su mayoría un galimatías u otros idiomas. Por otro lado, los estereotipos crudos de la película son tan exagerados (beber orina de caballo, diatribas antisemitas) que algunos espectadores los interpretan como una burla. de la ignorancia estadounidense, no Kazajstán en sí.12

Pero la percepción va a la zaga de la realidad. Incluso hoy, los análisis de búsqueda de Google muestran "¿Es Kazajistán realmente como Borat?" entre las principales sugerencias de autocompletado. En mi experiencia (tras haber hablado con varios grupos universitarios en Estados Unidos), 8 de cada 10 estudiantes admiten haber oído hablar de Kazajistán por primera vez a través de Borat. El impacto en el reconocimiento de marca es innegable.

Toda publicidad es buena a largo plazo. No se puede comprar ese tipo de notoriedad con un presupuesto de marketing de mil millones de dólares.
– Simon Anholt, experto en marca país, entrevista de 201413

Impacto económico: ¿Se benefició Kazajstán?

Cuando empecé a investigar el impacto económico de Borat, admito que era escéptico. ¿No se suponía que la sátira sería destructiva? ¿Acaso el turismo superaría el ridículo o el daño a la reputación? Resulta que hay más matices de los que esperaban incluso los mejores expertos en branding.

  1. Impulso directo al turismo: el atractivo de “más extraño que la ficción” atrajo nuevos visitantes, especialmente de Europa Occidental y los Estados Unidos.
  2. Aumento de la IED (inversión extranjera directa): no solo debido a Borat, sino que los inversores occidentales manifestaron una mayor conciencia y curiosidad sobre Asia central después de 2006.14.
  3. Reasignación del gasto en marketing: algunos funcionarios redirigieron recursos de campaña para redefinir la imagen de Kazajstán como una sociedad moderna y abierta, citando “conceptos erróneos impulsados por Borat” como motivación.

A continuación se presenta una breve instantánea de datos económicos comparativos para preparar el terreno:

Año PIB ($USD, mil millones) Ingresos por turismo ($USD, millones) Entradas de IED ($USD, mil millones)
2005 57 338 1.7
2007 106 487 4.7
2012 209 692 8.3

Estas cifras no lo cuentan todo (el auge de los recursos de Kazajistán y el favorable clima de inversión jugaron un papel fundamental). Aun así, analistas independientes con credibilidad mencionan constantemente el «interés global impulsado por Borat» como un factor catalizador, una suerte de golpe de suerte para las relaciones públicas.

Observación personal

En docenas de conversaciones con empresarios y comerciantes de Asia Central, he descubierto constantemente que, una vez que desapareció la vergüenza inicial, la mayoría comenzó a ver el protagonismo de Borat como un desafío: "¿Cómo les mostramos el verdadero Kazajistán ahora que tenemos su atención?".

Hubo (y sigue habiendo) desacuerdo. Algunos empresarios sintieron que la imagen de Borat ahuyentó a socios serios. Otros informaron que la curiosidad extranjera, impulsada por su estatus de meme, abrió puertas de maneras que ninguna campaña publicitaria jamás podría.15Sigo dándole vueltas al asunto, pero el «Efecto Borat» se ha convertido en un objeto de estudio formal en el desarrollo de marca-nación, lo que ha dado lugar a paneles en conferencias internacionales e incluso a informes técnicos encargados por los gobiernos.

Identidad nacional: ¿cambio cultural o efecto satírico?

Detengámonos aquí y preguntémonos: ¿Qué sucede después de que la broma ajena se apropia de nuestra "marca" nacional? La respuesta: Una generación dedicada a recuperarla y replantearla.

En los años posteriores a Borat, se generó un auténtico diálogo nacional en Kazajistán, especialmente entre los jóvenes. Algunos se sintieron avergonzados por el personaje. Otros comenzaron a aceptar su "notoriedad por Borat" con cierto humor sombrío. A finales de la década de 2010, ocurrió algo extraño: las referencias a Borat aparecieron en la cultura pop kazaja. Memes, canciones paródicas y (aunque parezca increíble) algunas campañas publicitarias locales se sumaron, con muchas advertencias y bastante sarcasmo.16

“Si no puedes vencer el meme, tal vez sea hora de apropiártelo, darle forma y mostrarle al mundo tu sentido del humor”.
– Ayan Zhaksylykova, estratega de redes sociales

Una de mis colegas, profesora universitaria de estudios de medios, describió a sus estudiantes como "con fluidez en Borat, pero orgullosamente kazajos". ¿Su punto? Una nueva generación se define ahora a pesar del chiste y, de forma un tanto hilarante, gracias a él.

  • Festivales de cine estudiantil que presentan elaboradas parodias de Borat
  • Videos satíricos de TikTok con el ahora famoso acento, remezclado y recuperado
  • Promociones turísticas bromeando: "No, no bebemos orina de caballo. ¡Qué bien!"

Cuanto más profundizo, más me doy cuenta de que el legado de Borat no se trata de humillación ni de victoria, sino de capacidad de acción. Una cultura, al verse obligada a enfrentarse a una caricatura pública, puede protestar, adaptarse o transformarse. En Kazajistán, las tres cosas ocurrieron (a veces a la vez). No es perfecto. No es sencillo. Pero es real.

Legado y miradas hacia el futuro

Aquí es donde me apasiona: Borat no es solo una historia sobre Kazajistán. Trata de cómo, probablemente por primera vez, un país globalmente "desconocido" se volvió ineludiblemente visible de la noche a la mañana. El legado es complejo, a veces exasperante, pero siempre fascinante. Kazajistán, para bien o para mal, fue uno de los primeros países en aprender alfabetización mediática en la era de Twitter a las duras penas.

Pensamiento final

Kazajistán no eligió ser el chiste de Borat, pero sí eligió cómo responder y, al hacerlo, enseñó al mundo el poder (y los peligros) de la atención mundial. Cualquier país podría ser el siguiente.

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